jueves, 5 de enero de 2017

CINCO LECCIONES APRENDIDAS EN EL 2016

Dejar ir el 2016 fue triste y doloroso ya que fue uno de los pocos años, de los 27 que he vivido, en donde sentí que el balance general había sido evidentemente positivo. Pero como lo escribí en un trino hace unos días: Nuestros mejores días aun están por delante. Soltemos las victorias del 2016 para poder abrazar los nuevos retos del 2017. Así que... año nuevo, vida nueva.

Como sea, no quise dejar pasar el 2016 desapercibido, por eso recopilé cinco lecciones aprendidas durante los pasados 365 días, preparándome para los 360 restantes de este 2017.

1. Todo lo que he recibido, lo he recibido por gracia:

Solía pensar que lo que tenía, lo merecía debido a mi esfuerzo personal, mis aptitudes y competencias. El 2016 me enseñó que todo mi trabajo, mis sueños, mis "títulos" y "credenciales" no eran más que una muestra de la gracia de Dios y que nunca hubiera podido conseguir nada para mí mismo si antes no me había sido concedido por Dios.

No merezco nada de lo que tengo, todo se lo debo a Dios.

2. Nadie es perfecto:

Quizás pocos los saben, pero esperé tres años para pedirle a quien hoy es mi novia que fuéramos novios y dos años más para pedirle matrimonio. La ansiedad y el miedo de no ser perfecto me embarga(ba) no solo en mi área emocional sino en cada pequeño rincón de mi vida. El 2016 me mostró que no hay hombre o mujer perfecta, que nadie emprende para fracasar, pero que el fracaso hace parte de la vida y que cualquiera que aspire a crecer y no dejar pasar en vano su existencia en esta tierra, debe arriesgarse aun cuando no se sienta totalmente capacitado para una labor o un nuevo tiempo. 

Por eso en 2016 decidí dejar de buscar la perfección, reconocer mis debilidades y abandonarme en el poder de Dios que se hace fuerte en mi debilidad.

Un dato más: ¡En el 2017 me caso! Muy lejos de ser perfecto, pero con la conciencia de que Dios no busca hombres perfectos sino dispuestos.

3. Es mejor pedir perdón que pedir permiso:

La entrada "Dentro de veinte años" retrata a la perfección este pensamiento. Desde que ingresé a la universidad -es decir hace más de 10 años- quise hacer un intercambio, aprender inglés, vivir una experiencia multicultural, conocer nuevas personas y valerme por mí mismo por una buena temporada de tiempo. Nunca lo hice por miedo al qué dirán, por el pensamiento de que me moriría de hambre, por la ansiedad de dejar lo conocido... Este año decidí pelear uno de esos sueños profundos y que parecen disparates adolescentes: viajar por tres meses a Australia. La verdad no me arrepiento de ello y siento que como hombre gané mucho. Conocí personas increíbles que me mostraron el verdadero significado de la palabra AMOR, otras no tanto, pero que me enseñaron el tipo de persona como la que no quiero ser, crecí en una segunda lengua, gané hermanos de razas que ni siquiera sabía que existían y volví a ver con esperanza las metas que quedaron archivadas en el baúl de imposibles muchos años atrás.

4. Todo tiene un principio y un final:

No soy un tipo bueno para los cambios. Me cuestan mucho y me generan un poco más de zozobra que a una persona normal. Para comprobar este hecho, llevo un poco más de 3 años sin cambiar mi corte de pelo y pensar en uno nuevo me crea un hueco en la barriga.

Pero he entendido que todo en la vida cumple un ciclo natural ineludible: nacer, crecer y morir. Maneras de pensar, formas de relacionarnos, amigos, hábitos, dolores en el alma... todo tiene un principio y un final y depende de cada uno de nosotros estrechar el fin y descansar en lo que ya no podemos cambiar, sabiendo que cada muerte marca un  nacimiento.

5. "Lo esencial es invisible a los ojos":

Vivimos en un mundo enfocado en lo material y lo tangible. Pero nada de eso es realmente importante. Un día instagram, Facebook, twitter y todas esas "arandelas" absurdas en las que invertimos tanto tiempo y dinero (que muchas veces no tenemos) pasarán a la historia y serán parte del cajón de los recuerdos.

Nuestra vida espiritual, nuestra relación con Dios, nuestra conexión con la iglesia, con otros cristianos y con otros no cristianos son más valiosas e importantes de lo que quizás vemos hoy.

Feliz 2017.
H.