miércoles, 31 de agosto de 2016

DENTRO DE VEINTE AÑOS...

Según la Real Academia Española, procrastinación se define como la "acción y efecto de procrastinar". Y esto es lo que encontramos sobre procrastinar en el diccionario:





procrastinar

Del lat. procrastināre.

1. tr. Diferiraplazar.

Siendo las 3:30 am del miércoles 31 de agosto y contra todo pronóstico autoimpuesto, aquí va la octava entrada de mi blog.

Quisiera dormir, pero no puedo debido al "Jet Lag" o descompensación de horarios, que no es nada más que la fuerza de la costumbre del cuerpo para mantener los horarios de sueño a los que estaba acostumbrado. Teniendo una diferencia de 16 horas con Sydney, debo decir que dormir no está siendo nada fácil. Pero como esta entrada tiene como objetivo atacar esa quimera de la procrastinación, decidí empezar a escribir antes de comenzar a dar vueltas en la cama o colocar alguna película de la primera década del 2000 en Netflix.

Personalmente no soy amante del catálogo de Netflix, como tampoco lo soy de las frases célebres, las cadenas de powerpoint o los perfiles en redes sociales con mensajes motivacionales. Soy algún tipo de Grinch latinoamericano en lo que respecta a enunciados como "Un día sin risas, es un día perdido" o "Las dificultades preparan a personas comunes para destinos extraordinarios". Es decir, ¿qué esperan que uno haga después de leer esas frases?, ¿salir y conquistar el mundo?, ¿sonreírle a la vida y cantar al peor estilo de película de Disney? ¡¡¡NO!!!

¿Qué hay de esta?:
«Dentro de veinte años, estarás más decepcionado por las cosas que no hiciste que por aquellas que sí hiciste. Así que tira abajo tus límites. Navega lejos de un puerto seguro. Atrapa los vientos alisios. Explora. Sueña. Descubre.»
Mark Twain 
La primera vez que leí este fragmento sentí un odio profundo por el autor. Quise revivirlo solo para reclamarle, pedirle que se retractara de sus palabras y enterrarlo de nuevo. Era obvio que él no sabía lo que significaba para una persona como yo dejar atrás la seguridad de lo conocido y tomar riesgos.

La frase de Twain confrontó el procrastinador que había sido por décadas, el que sueña y nunca ejecuta, el que llena la bodega de provisiones pero nunca zarpa. Pensar en el Henry de 47 años frustrado por los sueños por los que no peleó y las metas por las que nunca batalló, me forzaría a tomar una decisión meses después.

Pasando por dietas de 28 días, rotas al día 26, seguido por una carrera musical inconclusa en el conservatorio de la Universidad Nacional, suscripciones de gimnasio canceladas, libros a media lectura y cientos de pequeños proyectos inconclusos, el peso de la visión de mí mismo cercano al cenit de la vida me empujó, me llevó a Australia y me trajo de vuelta.

Tuve que hacer que cada día de mi viaje valiera la pena, porque 90 días no son mucho para ser honestos. No quise llegar lleno de remordimientos y de pesares pensando en todos los "qué si hubiera hecho". En su lugar me daba coraje a mí mismo con la pregunta "¿por qué no?".

Obviamente no hice todo lo que hubiera querido hacer y claramente traigo un par de pesares en mi espalda por oportunidades que dejé pasar, pero debo decir que nunca en mi vida había tomado tantos riesgos en tan poco tiempo y el resultado no me puede ser más gratificante para mi espíritu.

Creo que somos procrastinadores expertos por una razón y es que creemos que somos dueños de nuestros días en la tierra y que lo que no hagamos hoy, lo podremos terminar mañana. Yo sabía que mi viaje tenía un fin y por eso no pude darme el lujo de abandonar mis metas pues el reloj de arena estaba empujando con fuerza mis últimos segundos.

Me pregunto qué pasaría si viviéramos la vida conscientes de ese sentido de urgencia, reconociendo que no tenemos control de nuestros días y que quizás, solo quizás tenemos menos de 90 días para hacer algo con nuestros sueños. Querido lector, si no lo sabía, todos estamos condenados a morir, y de hecho mientras lee este blog, así como yo mientras lo escribo, ambos estamos muriendo poco a poco (No estoy lanzando algún tipo de maldición o deseando que alguien muera, solo hablo de un hecho biológico que damos por sentado).

La cuenta regresiva ya empezó... 

Este no es un llamado a la insurgencia o a la rebeldía. No hablo de gritar jefes, quemar edificios, asaltar bancos o cualquier acto vandálico que aparezca en las imaginativas mentes de algunos lectores. Hablo de esos sueños que plantados en el corazón, no fueron regados con pequeños actos de fe y se secaron junto con nuestra esperanza.

Seguro al leer estas líneas una larga lista de metas por alcanzar comienza a aparecer, pero no se abrumen. El viaje más largo comienza con un solo paso. Den pequeños pasos y dejen que esas acciones alimenten sus sueños: Bajar de peso, pedir perdón, empacar maletas, decirle a alguien que lo aman, empezar ese ahorro, hacer un presupuesto, tocar un instrumento, enviar esa carta escrita hace meses, enviar esa hoja de vida, abrir esa bodega llena de desorden esperando por ser limpiada, acabar ese libro, lanzarse en paracaídas, sacar el pasaporte...

Finalmente, ¿Qué es lo peor que puede pasar?





miércoles, 24 de agosto de 2016

¡GRACIA, MUCHAS GRACIAS!

¡Este viaje está solo a 6 días de terminarse! Me cuesta creer que ya pasaron tres meses desde que llegué a Sydney. Algunos recuerdos se sienten como si hubieran pasado hace años y otros como si todo hubiera sucedido en un abrir y cerrar de ojos.

La primera cosa que aparece en mi mente cuando pienso acerca de los últimos tres meses es: gratitud. La gratitud nace de un corazón transformado que encuentra esperanza en la idea del futuro. 

Nunca, nunca, nunca pensé que solo 90 días podían cambiar a alguien de la forma en que he sido cambiado (no refiriéndome solo a los kilos que al parecer gané).

Cuando recién llegué a Sydney, estaba lleno de miedos sobre mi futuro, el idioma, el dinero que iba a necesitar, mis relaciones en Colombia, las nuevas personas que estaba a punto de conocer y casi acerca de cualquier tema en cada área de mi vida. También llegué pensando que este país me necesitaba -muy iluso de mi parte- y que podía mejorar todo a mi alrededor. Nunca pensé que era yo quien necesitaba de otros y que era Dios quien quería mejorarme a mí a lo largo de esta peregrinación.

La semana entrante quizás no haya entrada del blog ya que estaré de vuelta en Colombia y lo más probable es que entre aeropuertos y maletas no tenga un espacio para escribir mientras me adapto de nuevo a mi "vieja-nueva vida".

A cada persona que me ha preguntado por el blog: ¡Gracias! Aquí mi séptima entrada y quizás la última de esta temporada (porque este blog tendrá nueva temporada en Colombia o en el lugar del mundo donde Dios me ponga en el futuro: Tunja, Pitalito, Campo Alegre...) Gracias por comentar y compartir este blog. 

¡Entremos en materia!:

El 10 de junio de este año, tuve la oportunidad de conocer a una de las personas que más admiro en el mundo y la mujer que me inspiró a servir a Dios no solo con mis dones, sino con todo mi corazón: Darlene Zschech. No miento cuando digo que desde que vi que esta señora entró al salón, donde se había organizado un taller para directores de alabanza, no pude quitarle los ojos de encima o dejar de sonreír. Desde los 16 años había soñado con este encuentro, como se sueña con tener un Ferrari, tener un pastor collie de nombre "Lassie" o comer sin engordar (¡ja!).

Finalmente el sueño se había hecho realidad y la noche tenía como plato fuerte un mensaje predicado por la misma pionera de la alabanza moderna, basado en Hebreos 12:28-29:


Ya que estamos recibiendo un reino inconmovible, seamos agradecidos y agrademos a Dios adorándolo con santo temor y reverencia, porque nuestro Dios es un fuego que todo lo consume.

Después de tener más de dos meses para rumiar y pensar en estas palabras, les comparto una de las mayores enseñanzas tatuadas en mi alma y corazón.

Este verso empieza con la palabra: RECIBIR.


Recibir no es fácil cuando se ha crecido pensando que se debe ganar todo lo que se tiene. Estar siempre ocupado y enfocado en dar y trabajar tan fuerte como fuera posible y solo tomar algunos momentos para meditar y recibir la gracia y el amor de Dios, es el estilo de vida que identifiqué que estuve llevando durante muchos años. Una muestra de eso es que recién comencé a trabajar como cleaner, sentía que debía partirme el lomo para ganarme cada dólar que recibía, hasta que el día que el dueño de la casa me dijo: "Tranquilo, no tiene que hacer tanto, se está excediendo en su trabajo". Esas palabras hicieron eco y me hicieron pensar que no solo en su casa, sino en mi vida en general estaba "limpiando de más", luchando por sentir que había ganado con mi esfuerzo cada cosa recibida. Nada más apartado que esto del significado de la gracia.

Pero hoy soy un poco menos ignorante al saber que como parte de la familia de Dios, he sido creado para recibir antes de tener la facultad de ofrecer algo. En otras palabras Dios me ha revelado que antes de verme como su siervo me ve como su hijo.

Según la carta a los Hebreos recibir no es suficiente, es necesario hacerlo con GRATITUD. 
El reto se hizo mayor, ya que no solo debía aprender a recibir, sino comprender que todo lo que tenía y que todo lo que hacía, no era debido a mis títulos o competencias, sino por Jesús mismo. Nada me había sido dado si no habia sido concedido antes por Dios. ¿Mi voz?: Dios. ¿Sydney?: Dios. ¿Servir?: Dios. ¿Comida?: Dios. ¿Aire?: Dios. ¿Amor?: Dios...

Olvidar esta verdad me encarceló en una prisión con barrotes de amargura, resentimiento y cansancio. Cárcel que repetía a viva voz las siguientes frases: "tengo que trabajar", "tengo que mostrar que merezco esto", "debo mantenerme ocupado para sentir que merezco esto" ... ahora entiendo que la gratitud transforma todos estos argumentos en una simple frase: "estoy agradecido por lo que Dios me permite hacer y tener".

Mi tiempo en Sydney es una metáfora de lo que Dios ha hecho por mí al darme salvación y todos los beneficios de ser su hijo: perdón, sanidad, libertad, propósito, justificación, redención... sin ningún tipo de condiciones o acciones humanas que paguen en módicas cuotas su favor, solo por GRACIA.

Según la RAE, la gracia se define como "favor sobrenatural y gratuito que Dios concede al hombre para ponerlo en el camino de la salvación".

Peleamos con la definición de gracia e incluso hay movimientos dentro del mismo cuerpo de Cristo que se asemejan más a una riña entre liberales y conservadores de antaño, que a algún órgano importante de la iglesia. A través de la experiencia entendí que la gracia no depende de una lista de cosas que debemos hacer o de penitencias que necesitan ser pagadas  y que tampoco se trata del permiso deliberado para dar rienda suelta a nuestros instintos y deseos más carnales sin importar las consecuencias. 

He entendido que la gracia tiene voz, está entre nosotros y tiene nombre: Jesús. El regalo perfecto e inmerecido dado por el Padre a la humanidad.

Por Su gracia puedo recibir y estar agradecido, por Su gracia estuve aquí este tiempo, por Su gracia voy a regresar a Colombia, por Su gracia pude vivir en una tierra extranjera contra todo pronóstico y presupuesto humano.

Aquí una muestra de la inmerecida gracia de Dios (afortunado yo que la pude experimentar a pesar de mí mismo):










lunes, 1 de agosto de 2016

¿CÓMO SER SENSIBLE SIN SER FRÁGIL?

Las mayores lecciones de la vida las aprendemos de las experiencias dolorosas y no de los buenos momentos que vivimos. No aprendemos a ser prudentes manteniéndonos callados, tampoco a ser honestos sin antes ser corregidos por mentir o robar, así como tampoco entendemos lo que significa humildad sin antes experimentar el orgullo.

Por eso la experiencia de esta semana aunque dolorosa, es digna de ser compartida por la gran victoria que representa.

La semana pasada después de ministrar en un servicio de la iglesia donde puedo hacerlo en Sydney, se me acercó una persona importante del lugar y con palabras que herirían hasta al más fuerte, empezó a descargar su vómito verbal de odio sobre mí. No digo que sea perfecto o no necesite corrección, pero esto estaba lejos de ser una confrontación saludable y de paso me hizo pensar que quizás había sido muy idealista en mi entrada de la semana pasada a este blog.

Solo para ilustrar un poco la situación, la primera frase que propinó contra mí este ilustre caballero fue: "Verlo cantar no me deja adorar, su cara me distrae, porque pareciera que lo estuvieran asesinando..." y así siguió por un par de segundos más que parecieron una eternidad. Apuesto que este señor se ganaría el "Royal Rumble" de la WWE, si sus palabras fueran llaves de lucha libre o técnicas de defensa personal.

Quisiera decir que soy lo suficientemente maduro para que nada de lo que me dijo esta prominente figura me afectara, pero no. Me hirió (mucho) y me prendió en ira, que después se vio traducida en dolor y tristeza.
¿Qué se supone que haga uno con esas palabras y sentimientos? o ¿qué de las olas de argumentos que vienen a la mente sobre lo que pude haber respondido y nunca dije?

La verdad es que pasados los días, pienso que lo que parecía ser el fin del mundo para mí ese domingo, hoy parece tonto y hasta chistoso; el verdadero problema es que esas palabras hundieron hasta el fondo el gatillo indicado para desatar fantasmas del pasado, convirtiendo este viaje en un exorcismo de dolores reprimidos y frustraciones que había cargado durante meses y quizás años.

Es un hecho que la mayoría de personas con alguna habilidad artística, se definen como personas sensibles. Deben serlo para poder apreciar su entorno, interiorizarlo y traducirlo desde su disciplina o campo de acción; llámese música, pintura, escritura, escultura, ilustración, fotografía... Pero esa sensibilidad que es en definitiva un arma con la cual uno se puede abrir paso en la vida, se convierte de repente en un puñal que puede estarlo matando fácilmente si no se sabe controlar y someter con sabiduría.

Hubo una pregunta que se convirtió en una oración, no una que se susurra, sino una que se grita al cielo con las manos en alto, y fue: Dios ¿cómo puedo seguir siendo sensible, sin ser tan frágil?, porque en realidad estoy muy agradecido por la sensibilidad con la que venía de fábrica, pero a veces es insoportable lidiar con los "efectos secundarios" como el dramatismo y la exageración de la realidad en situaciones de rechazo como esta.

La verdad esperaba algún tipo de respuesta profunda y encriptada en una metáfora bíblica que requiriera de un estudio exegético profesional, pero llegó como una sencilla palabra de 7 letras: P E R D O N A.

-¿Perdón, Dios?, ¿dijiste perdona?...
- Sí, perdona.

Y entendí que los bultos de decepción, mentiras, tristeza, rabia, venganza, desánimo y cuanto sentimiento pueda existir, solo iban a ser liberados por un acto de mi voluntad. Hago especial énfasis en esto, porque nadie se levanta un día queriendo abrazar a quien lo hirió, abusó, maldijo o marcó, por eso la voluntad debe ser involucrada en este proceso de entregar la bien cuidada y hasta amaestrada quimera de siete cabezas que es el pasado.

El perdón nos hace fuertes en el exterior, sin perder sensibilidad en el corazón y esto me hace pensar en el "Wombat": un marsupial australiano que con su cuerpo puede aplastar a sus depredadores naturales bajo tierra, debido a que tiene una piel gruesa y resistente en su exterior, pero mantiene un interior cálido y suave para el desarrollo y crecimiento de sus crías.

Jesús: artista máximo, mesías, salvador, creador, por medio de quien fueron hechas todas las cosas; siendo asesinado y golpeado por indignos seres mortales exclamó: "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen" y si el Padre necesitó perdonar y Jesús tuvo que elevar oraciones al cielo para mantener su exterior fuerte y guardar su corazón tierno, ¿cuánto más nosotros?.

Una vez más: ¿Cómo ser sensible sin ser frágil?
R/: Perdonando (no hay que voltear la pantalla boca arriba para conocer la respuesta).



Mateo 6:12Nueva Traducción Viviente (NTV)

y perdónanos nuestros pecados,

    así como hemos perdonado a los que pecan contra nosotros.