Aun recuerdo con claridad un viernes de mi último año de primaria, tendría cerca de 10 años y Carolina Villate, quien desde transición había sido mi amor infantil no correspondido, había comenzado a hablarme y a pedirme favores que incluían hacer algún tipo de flexión de mi cuerpo. El esfuerzo físico y los favores parecían pagar los momentos con ella. De hecho había empezado a creer que algo especial había nacido entre nosotros -al mejor estilo de "Carrusel de las américas" o de algún melodrama de amor infantil argentino- ya que después de cada tarea cumplida había muchas risas no solo de ella sino de sus amigas... ¡lo estaba logrando, la estaba conquistando!.
Después de un par de minutos las risas se volvieron carcajadas y por fin me di cuenta que los favores solo tenían una intención: hacer que me agachara para que de mi "bumper" trasero apareciera lo que los colombianos coloquialmente conocemos como "la alcancía" o lo que técnicamente se denominaría como la unión de mis glúteos infantiles.
Dicen que el cerebro es como una esponja y que aprende patrones de comportamiento de maneras asombrosamente rápidas y gracias a Carolina Villate mi cerebro aprendió a no confiar en las palabras que parecían ser tiernas o cariñosas, porque debían de ser falsas y guardaban una intención macabra por dentro.
Esta lección no es muy buena en un contexto como el de Australia, porque en su léxico es imperativo afirmar todo lo bueno de cada cosa y exagerar las cualidades de todo y de todos.
Pasando por "awesome", "cool", "amazing", "champ", "fabulous", "epic", "legend", "beautiful", "unbelievable, "fantastic", "terrific", "marvellous" y terminando en "wonderful", los adjetivos elogioso parecen ser interminables.
Con ese conflicto sembrado por Carolina Villate (que ojalá esté leyendo este blog y me pague las horas de terapia infantil que tuve que pasar para superar el trauma que me dejó), obviamente sentía que todas las personas al decirme algo bueno se estaban burlando de mí.
Después de cantar algo: "Champion"
Después de limpiar la casa. "Epic"
Después de conocer a alguien por primera vez: "Legend"
Después de cocinar para algún invitado: "Fabulous"
Después de limpiar la casa. "Epic"
Después de conocer a alguien por primera vez: "Legend"
Después de cocinar para algún invitado: "Fabulous"
Finalmente me dejé llevar por la corriente y poco a poco empecé a entender que parte de la cultura del país es animar a las personas a través de las palabras ¡Qué arma más poderosa!
Efectivamente el pais es increíble, épico, fabuloso y lleno de gente espectacular. Me pregunto qué relación podrá existir entre el hecho de que las personas declaren con su boca todo lo bueno y agiganten de manera desproporcionada las cualidades del individuo, con los resultados de una nación como esta.
En la cultura latinoamericana hablar bien de otros o decir lo bueno es algo mal visto y en Colombia tiene un nombre bastante despectivo: "Sapo" o "lambón". Nombre que por si acaso yo mismo he usado en muchas ocasiones y sé que más de un lector ruborizado también.
Pues bien, parece que todos estos "sapos" australianos han hecho un gran trabajo y no son solo generosos con sus engordadas billeteras, sino que también han decidido ser generosos con sus palabras.
La Biblia habla del poder que tiene la palabra en cientos de pasajes, pero quiero compartir tres que explotaron mi mente:
• Proverbios 18:21:La muerte y la vida están en poder de la lengua,Y el que la ama comerá de sus frutos.
• Juan 1:1-3:En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
• Génesis 1:26:Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza...
Si no la agarró, la barajo un poco más despacio: Fuimos hechos a imagen de Dios y él creó todo por medio de la palabra, que es Jesús, como fuimos hechos a la imagen de Jesús, quien es Dios, quiere decir que en nosotros está el poder de crear o destruir con solo una palabra.
No se trata de un programa barato de "Televentas" o de un curso gratis de neurolingüistica, sino de un misterio incomprensible contenido en nuestro interior, otorgado por el mismo Dios que creó el cielo y el universo y nos dice que si tuviéramos fe como un grano de mostaza y le DIJÉRAMOS a una montaña que se moviera, ella lo haría.
¿La gran pregunta es qué palabras está declarando con su boca hoy? ¿Reflejan las metas y los logros que tiene para usted y para las personas a su alrededor? ¿Serían las palabras que Jesús pronunciaría en el principio de los tiempos para crear algo?
Uno de los retos al volver a Colombia será definitivamente guardar esta verdad en mi corazón y hacer que dé fruto abundante.
No me importan si me llaman "sapo", "lambón" o "chupamedias" pero a diferencia de Carolina Villate, yo voy a hacer la diferencia con cada palabra que salga de mi boca.
¿Queda alguna palabra por decir?...