Este funciona como una burla constante a lo que las personas consideran como intolerable en una relación y enmarca los motivos por los cuales jamás se estaría con alguien. Por ejemplo: "Si escribe: Oyes, usted me gustas... #DéjalaIr" (Gracias a Dios mi Tuti tiene una redacción y una ortografía impecables).
Hace unos años me uní con algunos de estos pensamiento al hashtag y para ser honesto lo disfruté y me pareció bastante gracioso, pero hay una combinación que jamás pensé escribir con ese tan jocoso "déjala ir" -ya que hoy después de reunirme con dos personas a quienes descubrí que amo entrañablemente, pero con quienes por diferentes razones y malentendidos terminamos distanciándonos al punto de parecer perfectos desconocidos- hoy debo hacer y es: SI ES AMOR... DÉJALO IR.
Los eventos que pueden llevar a que una relación se erosione, resquebraje y finalmente se rompa son muchos. Pero quizás la más relevante es aquella circunstancia que nunca ocurrió realmente, la que solo sucedió en la mente y la que se repite una y otra vez sin descanso: la suposición.
Después de una charla de casi dos horas acompañada de café, helado y un par de lágrimas solo podía pensar en todo el daño que puede causar un pensamiento suelto, haciendo de las suyas en una mente creativa como la mía... y como la de cada lector.
Suposiciones sobre los motivos que nos movieron a actuar o a esperar, conjeturas sobre el corazón detrás de una palabra o un silencio, mentiras sobre el pasado que siempre terminarán frenando el futuro.
Aunque lo más fácil en estos casos es dar un paso atrás, olvidar lo ocurrido, enterrar la relación por siempre y darle descanso eterno, lo más fácil regularmente no conjuga con lo que es correcto. Por eso cuando se trata de un amor genuino solo se puede dejar ir.
No hablo de dejar ir las personas (aunque a veces así lo quisiera), hablo de dejar ir lo que intoxica y envenena el corazón. Por eso, si es amor:
Al odio... déjalo ir.
Al rencor... déjalo ir.
A las mentiras... déjalas ir.
Al silencio... déjalo ir.
A la ofensa... déjala ir.
A la ofensa... déjala ir.
Al dolor... déjalo ir.
Al deseo de venganza... déjalo ir.
Al orgullo... déjalo ir.
A los recuerdos recurrentes... déjalos ir.
A las expectativas que orbitan en el tercer cielo... déjalas ir.
Al tiempo perdido... déjalo ir.
Dejar ir es un acto de amor verdadero y más noble que cualquier otra acción en la resolución de un conflicto.
En mi situación particular he resuelto dejar ir un año de equivocaciones bilaterales y tergiversaciones fruto de la exageración. Solo de esa manera puede resucitar lo que está muerto y reverdecer lo que se secó.
Si lo tuyo es amor... ¿qué tienes que dejar ir?