RETO 30 DÍAS - DÍA 6

 30 de julio de 2021

Lo opuesto a vivir una relación con Dios no es la religión, es la religiosidad. Religión hace alusión a una lista de características referentes a una comunidad, sus creencias y su enfoque, lo cual no tiene nada de malo. La religiosidad en contraste es vivir para esas reglas y características, dándoles a ellas el lugar de un dios en el corazón.

¿Han visto casas donde hay una Biblia en un lugar central, quizás en un podio de madera, inmaculada, abierta en el Salmo 91, declarando protección y prosperidad?. Si esa Biblia no es leída, estudiada y usada con el propósito por la que fue escrita e impresa, que es buscar a su autor -Dios- ese libro sagrado se convirtió en un fetiche y en un objeto de adoración, dando lugar a un acto de religiosidad y no de relación real.

A lo largo de este año  identifiqué que si bien no tenía una Biblia abierta en una porción específica en la sala de nuestro apartamento; había adoptado muchas reglas "correctas" como estilo de vida pero que de ninguna forma me conducían a Dios: acciones vacías, incompletas, buenas en el obrar pero sin un propósito eterno. Esto me ha llevado a cuestionarme seriamente y a vivir por lo que la Biblia y el Espíritu Santo me han indicado como correcto y no solo por lo que he escuchado a otros decir que está bien.

Me he preguntado el porqué detrás de mis acciones: ¿trato agradar a Dios con lo que hago? o ¿simplemente es lo que he visto hacer a otros hermanos en la fe y por ende lo que debe ser correcto?.

Vivir anhelando agradar a Dios y no bajo religiosidad me ha llevado a buscarlo en las mañanas, en oración, en adoración, en silencio, en la Biblia, en la sabiduría de los santos que lo conocieron antes que yo. Ha sido un trabajo duro, incómodo, difícil, desgastante... gratificante.

Siempre será más fácil vivir solo por lo que otros nos dicen que debemos hacer, porque si algo sale mal será su responsabilidad, pero si el resultado es positivo podremos quedarnos con el crédito de lo ejecutado. Pero con Dios no se trata de tener crédito, sino de vivir como Él lo haría: en sujeción, en libertad, en amor, en obediencia, en una vida abundante... no solo en un constructo artificial de síes y noes desiertos.

2 Corintios 3:6: el cual también nos hizo suficientes como ministros de un nuevo pacto, no de la letra, sino del Espíritu; porque la letra mata, pero el Espíritu da vida.

Henry.