RETO 30 DÍAS - DÍA 13

 6 de agosto de 2021

Hace dos años, un pastor amigo me recomendó leer el libro de Ian Morgan "El camino de regreso a ti", es un libro basado en la teoría del eneagrama desde un enfoque cristocéntrico. Sé que hay muchos mitos al respecto en el mundo cristiano, pero como Jesús bien lo dijo: "por sus frutos los conoceréis" y el fruto de este libro en mi vida ha sido entendimiento, sanidad y aceptación de la persona que Dios hizo.

Según el eneagrama soy del tipo uno: perfeccionista, con una tendencia al tipo dos: servicial. Es una combinación complicada porque siento que en mi entorno todo debe ser perfecto y cuando me equivoco siento que el universo entero se cae a pedazos sobre mí y que un error me invalida en todas las demás áreas donde quizá estoy obrando bien.

No solo es difícil estar bajo mi propia piel, en días como hoy, donde las cosas no parecen ir según lo planeado, sino que además es difícil para las personas que me rodean, porque demando de ellos perfección en sus formas de reaccionar (aún no entiendo cómo mi esposa se fijó en mí y me sigue viendo con tanto amor y gracia).

Hoy fui corregido, confrontado, sacudido, tomado del cuello y zarandeado; como se podrán imaginar siento el peso del mundo sobre mis hombros y lo único que quisiera en este instante es meter mi cabeza en la tierra y sacarla de allí cuando por fin llegue a la imagen de Cristo. El meollo del asunto es que solo podré llegar a su estatura por medio del proceso de ser refinado con fuego y con el limado de las asperezas de mi personalidad. 

Amados, comparto esto con ustedes, porque la meta nunca debería ser perfectos, sino lo suficientemente humildes para reconocer los errores y aprender de ellos. Las piedras en el camino tienen solo dos usos: ser topes para ralentizar el paso o servir como puntos de agarre e impulso que nos lleven a la meta un poco antes de lo esperado.

Ya sabrán cuál es el uso más común que le doy a las rocas que lanza la vida y cuál es el deseo de mi corazón. Solo puedo pensar en la soberanía y el amor de Dios para no dejarnos como estamos y para hacernos más fuertes por medio de las pruebas y la corrección.

Santiago 1:2: Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas...

Henry.