RETO 30 DÍAS - DÍA 17

 10 de agosto de 2021

Una forma sencilla de arruinar mi día es teniendo una discusión con algún compañero de trabajo. El 99% de las veces que ha sucedido, la diferencia laboral se resuelve de una forma muy sencilla, mientras que la diferencia personal deja en la relación golpeada un sinsabor que puede durar mucho tiempo en sanar.

No me caracterizo por mi practicidad relacional o por mi facilidad para resolver conflictos, no soy de esos que anda por la vida como si nada hubiera sucedido después de una diferencia; y aunque siempre lo he visto como una debilidad en mi carácter, empiezo a creer que es una fortaleza de mi personalidad. Me es imposible pensar que lo que sucede "no es personal, sino solo negocios". Porque ¿de qué manera se podría desligar lo que se supone que esté unido?.

Dice la Biblia en Génesis que Dios nos creó a su imagen y semejanza, y así como él es trino, fuimos hechos tripartitos: cuerpo, alma y espíritu; y considero que para muchos pragmáticos esta división los ha hecho ver la vida en casillas independientes sin relación intrínseca y lo que es más grave... ver a otros de este modo, pero ¿dónde termina el cuerpo y comienza el alma?, ¿qué espacio ocupa el alma y cuál el espíritu?. Parece que esa disección no es tan sencilla como las que solíamos hacer en los laboratorios de la primaria, y creo que es así por la sofisticación utilizada cuando fuimos creados y porque así como Él es trino, también es uno.

Meditando en esto ¿qué sucedería si antes de emitir cualquier tipo de comunicación, pensáramos en nuestros prójimos -de nuestro agrado o no- como seres tripartitos, llenos de complejidad, con emociones y sentimientos y con la necesidad de sentirse amados, respetados y valorados como nosotros mismos en cada una de las áreas de su ser?.

Con cada día que pasa, me convenzo más que nada se trata solo de negocios y que todo es personal (guardando las proporciones de la madurez y la sanidad), tanto es así, que muchas de esas minucias a las que no les damos importancia, logran robarle el sueño y la paz a quienes tenemos cerca.

Que Dios nos dé sabiduría para ser hombres y mujeres sabios que construyen puentes y no muros, que aman más a otros que su propio nombre y que con sus obras muestran a un Salvador vivo y real que amó tanto que alimentó el cuerpo de los hambrientos, para así poder sanar su alma y redimir su espíritu.

Oro por empatía en cada acto que realice mañana. ¿Se unen a mi oración?.

Henry,